UN VIAJE A MEZCALA
LA ISLA DEL PRESIDIO
Por: Magnolia Flores Tapia
magnolia.flores.tapia@hotmail.com
Hay sitios cerca de nosotros que solemos desconocer y que guardan secretos interesantísimos, uno de esos sitios es Mezcala de la Asunción y su enigmática Isla del Presidio.
Mi familia paterna es de Poncitlán, Jalisco; incluso yo viví muchos años en la cabecera municipal y a la fecha me considero una orgullosa poncitlense, sin embargo, aunque estaba tan cerca de Mezcala (a penas 45 minutos aproximadamente), nunca fuí, hasta hace poco conocí ese encantador pueblito que tiene a su grandiosa isla a una distancia de 20 minutos en lancha.
Mezcala de la Asunción es un pueblo pequeño, sus habitantes viven de la pesca, la siembra y del turismo.
Desde luego, desde aquella ocasión quedé maravillada por toda la historia que guarda la isla de Mezcala, para todo aquel que desea conocerla; obviamente no todos los datos son agradables, la isla fue un presidio, hubo muerte y enfermedad, pero también fue un centro ceremonial y fue testigo de grandes y heróicas batallas, por las cuales, su isla es también conocida como “La isla indómita”.
Tras saber todo lo anterior, mientras le dábamos forma al proyecto de Tenebra Film Fest y al plantear la idea de hacer viajes de lo que denominamos “Turismo Tenebroso” no pude evitar proponer a la Isla de Mezcala como un destino turistico y tenebroso.
DATOS GENERALES
Mezcala se fundó al rededor del 1280, siendo alguna vez un importante centro de culto para las civilizaciones prehispánicas de Jalisco. Como parte de ésta comunidad está la “Isla de Mezcala” o “Isla del Presidio”, que es un pedazo de más de 20 hectareas rodeado de agua dulce y cargado de una gran historia, ya que, en ella se escribió uno de los pasajes más fascinantes de la Guerra de la Independencia.
Tras la batalla del puente de Calderón, el 17 de enero de 1811, un grupo de insurgentes se instaló en la isla para alzar un fuerte que resistió los ataques liberales durante 4 años (1812 – 1816), no en vano la llaman también “La isla indómita”. En ésta isla construyeron tenerias, graneros, obrajes, corales, galerías de dormitorio para soldados, Cocinas y pasos de ronda desde donde los insurgentes vigilaban lo que sucedía a su alrededor.
Tras los 4 años de resistencia, no fueron las armas lo que derrotó a los “rebeldes”, sino una epidemia, lo cual se agrabó debido a que, la corona española ordenó que se bloqueara cualquier intento de abastecimiento de comida, productos de higiene y medicamentos. Tras dicho episodio, el intendente de la Nueva Galicia (hoy Guadalajara), ordenó en 1817, la instalación de un presidio que impediría a los rebeldes recuperar la isla y así fue como se construyó un anueva fortificación compuesta por un foso, puentes levadizos, troneras, plazas, taludes, campos de tiro, entre otros elementos. Tal construcción está todavía en pie y abierta para que todo turista que desee conocer aquella interesante estructura militar, además de un poco de la historia del país.
De una época anterior a la in surgente, fueron encontradas en la isla navajas prismáticas que datan del 200 d. C. al 1350 d. C., además de algunas evidencias del año 800 a.C. Al 100 d.C., tales como puntas de obsidiana.
VIAJE TENEBROSO
La fecha para el viaje tenebroso estaba marcada, el 16 de octubre había llegado. El sitio de reunión era el conocido Parque de la Revolución, también conocido por casi todos los tapatíos como “Parque Rojo”. Un día antes habíamos tenído un día pesado con la maravillosa premiación y clausura de nuestra primera edición, así que, la hora de partida se retrasó algunos minutos más allá de lo planeado, sin embargo, se sentía la emoción de ir a Mezcala, un lugar del que algunos, ni siquiera habían escuchado hablar.
El camión en el que viajabamos tomó la carretera rumbo a Chapala, después de varios kilometros, tras poco más de una hora de camino durante el cual, de repente se podía ver el majestuoso Lago de Chapala y tras atravesar algunos pequeños poblados, entre ellos San Pedro Itzican, llegamos a Mezcala, listos para desayunar en la fonda de Doña Silvia, lugar donde ya nos esperában y nos iban saludando con gran amabilidad invitándonos a tomar el lugar que desearamos para, posteriormente tomarnos la órden y comenzar a prepararnos nuestro rico desayuno. Dicha fonda se se encuentra cerca del malecón, justo frente a la laguna, permitiéndonos disfrutar del aire fresco del pueblo, además de la maravillosa vista y el desayuno que constó de huevos al gusto, frijoles fritos y sopa de arroz, con tortillas calientitas y agua fresca, todo bastante bien servido, cabe destacar. Imaginen la mágia de ese momento, la mágia de la naturaleza y la comida deliciosa que nos hacía sentir como en casa.
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Oz Castro, Magnolia Flores, Doña Silvia y David Flores |
Después de desayunar y de charlar totalmente animados, mientras esperábamos un poco a que se nos bajara la comida, lo que es algo prudente para antes de subir a una lancha, el grupo de viaje estaba ansioso de ir a esa Isla, así que buscamos a quienes nos trasladarían a bordo de lanchas de motor.
Una de las cooperativas de lancheros de Mezcala fueron los encargados de trasladarnos cómodamente hasta aquel lugar en donde también nos dieron la bienvenida varias personas que ya se encontraban ahí, algunos eran lancheros, otros turistas como nosotros y también estaban varios guías oriúndos de la localidad.
Casi de inmediato se acercó a nosotros un jóven que se ofreció a darnos un recorrido por la isla para contarnos muchos de sus detalles e historias.
La primer parada que hicimos fue en un árbol enorme y hermoso, al cual llaman “Palo Blanco” o “Árbol de la vida”, la forma de dicho árbol es extraña y magestuosa, contando además de que su característica especial es que ese tipo de árboles no son plantados como tal, sino que surgen de las heces de algún pájaro que sin poder procesar bien su semilla termina ayudando a “plantarla”.
Seguimos admirando los secretos de la isla que se encuentras incluso en el piso con una especie de empedrado llamado “esqueleto de pescado”, la forma es similar a dicho esqueleto y al estar en una breve pendiente permitía que los cañones o las carretillas con viveres subieran sin problemas evitando también que se resvalaran.
Posteriormente llegamos al punto natural más alto de la isla, ahí está una gran explanada donde se puede apreciar un centro ceremonial Wixarika y las runinas de lo que fuera un templo católico. En este espacio también pudimos disfrutar de algunas ciruelas de los muchos árboles frutales que existen en aquella isla... ¡estaban riquísimas!
Finalmente llegamos a la construcción que sirvió de fuerte y de presidio. Gracias a las restauraciones está en muy buen estado. Es posible visitar muchos de los cuartos en los que es fácil ser testigo del sufrimiento y desesperación de quienes algún tiempo estuvieron ahí, ya que, en algúnas paredes hay líneas hechas por alguien como un intento de ir contando los días que pasaban. Parte de lo más interesante de éste sitio, también es el hecho de poder subir al techo desde donde vigilaban todo, ya que, desde ese sitio es posible ver hacía todos los puntos de la isla sin ningún problema. Obsequiándonos, a la fecha, una vista privilegiada que nos hace apreciar las maravillas de la naturaleza.
Después de una hora aproximadamente que duró el recorrido volvimos a subir a las lanchas para regresar al pueblo de Mezcala, todos estabamos encantados con lo que acababamos de conocer, incluso es posible que hayamos dejado un poquito de nuestro corazón y sin duda, todos deseamos volver más de una vez, porque una hora o dos, o tres, no son suficientes para todo lo que provoca ese lugar.
Agracecemos por el apoyo para el viaje al H. Ayuntamiento de Poncitlán, Jalisco.
Especialmente a:
Lic. Miguel Montes – Presidente Municipal de Poncitlán, Jalisco
Lic. Victor Manuel de la Torre, Secretario General del Presidente
Lic. Eva Guerrero, Directora de Turismo
Lic. Verónica Aguilar - Regidora
Lic. Jose Luis Velazquez – Regidor
Con su ayuda fue posible.
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